¿Haz sentido alguna vez que quieres detener el tiempo justo en el instante en que alguien te abraza? ¿Haz sentido alguna vez que la vida se te va en lágrimas que no caen de tus ojos? Tal vez esa sea para ti una historia irreal, tal vez creas que no puede existir aquel instante eterno en brazos ajenos, tal vez pienses que tu vida vale mucho para compartirla con alguien más.
Porque haz aprendido del egoísmo y del orgullo, porque crees que el éxito y la felicidad vienen de ti mismo y no sabes compartir ese “uno mismo” que se te dio incompleto y que se va llenando a lo largo de la vida con amor, con amistad, con dolor y con lecciones.
Egoísmo y orgullo que se desvanecen cuando tu mirada se pierde frente a la mía, cuando a través de sus ojos veo incluso tu corazón, cuando las lecciones de la vida se vuelven nada y te sientes solo como en una isla frente al inmenso mundo extraño que quieres descubrir, frente a ese mundo extraño y nuevo que eres tú que, sin embargo sabes que se volverá tu hogar y el refugio para cada sonrisa, para cada lágrima.
No importa cuánto tiempo ni cuantos obstáculos cuando sabes que el terreno que pisas se convirtió en tu hogar, cuando sabes que los envuelve el mismo aire, que los rosa la misma brisa y que los cubre la misma luna. No importa dar la vida!
Podre continuar sin ti, sin tus miradas, sin saber que estas al otro lado de la isla, podre continuar aquí explorándola y sintiéndola más mía cada vez, podre seguir la vida entere aprendiendo a sobrevivir en ese extraño y peligroso lugar, pondré triunfar sobre ella, porque soy una vida completa y fuerte, pero el vació de tu espacio quedará para hacerme notar siempre que mi completa yo está incompleta sin ti, que quedan vacios que no sabré jamás como llenar.
