26 diciembre 2011

Navidad politologica!


Desperté con este articulo en el twitter http://www.larepublica.pe/25-12-2011/los-politologos-salen-la-calle, que visto a estas horas de la noche ya ha ocasionado más de una discusión en cuanta red social usamos los aludidos.

Desde analistas políticos que nada tienen que ver con esta ciencia, más bien periodistas o asesores, hasta alumnos y noveles aprendices de la CIENCIA POLITICA comentan y discuten, creando aun más confusión en el ciudadano de a pié, que no puede distinguir entre el político y el politólogo.

Analistas (periodistas) y asesores, que ocupan el lugar de cientistas políticos, màs por su experiencia en las lides reales de la toma de decisiones que, por su estudios y lecturas de Sartori, O Donell, o Pasquino… critican la labor del politólogo a raíz de una entrevista donde se resalta la “audacia sarcástica” de algunos jóvenes politólogos que sueltan sus opiniones en contra de cuanto actor político existe, sin mostrar objetividad alguna. El problema entonces pasa por LA OBJETIVIDAD DEL POLITOLOGO que pese a ser la gran diferencia entre este y el político, algunos no han interiorizado aun.

La pregunta en este caso es: ¿el problema es de los profesionales?, ¿de la política?, ¿de los políticos?. A mi entender el tema pasa por que en el Perú la Ciencia Política es una profesión que se ha formado desde abajo (como diría alguno de profesores – Politólogos de primera generación en el Perú), por que los ciudadanos comunes queríamos formar parte de la toma de decisiones; y, es precisamente por ello que en la actualidad es tan difícil que, ese lugar ocupado por periodistas, asesores, o actores políticos, sea ocupado por quienes están profesionalmente preparados para influir en la toma de decisiones.

Quienes han llegado a lugares reconocidos, son pocos, algunos por merito propio, otros pocos por hacer investigación, pero otros muchos deben infiltrarse o usar las “argollitas” típicas de nuestra sociedad para poder ascender en las lides políticas y tener un cargo de asesor, generador de políticas públicas, consultor, entre otras funciones politológicas. Sucede que el profesional en Ciencia política que no es osado, que no insulta, que no escribe en un blog las fallas del gobierno, critica a caviares, a rojos, naranjas, estrellitas, militaristas, chacanos o pepekausas, es simplemente un NN en este pequeño círculo cientista que no termina de consolidarse.

Saltan también las opiniones sin sustento de politólogos NO-PUCP que no reconocen a Magisters como reales colegas, bajo el argumento que la formación de pre-grado tiene una influencia mayor en algunos analistas.

Lo cierto es que las críticas llueven desde todos las partes y pocos son los que reconocen que la hipocresía reina y nos hace prisioneros, ya que no queremos ver que la objetividad que tanto buscamos como profesionales se ve obstaculizada por la necesidad de buscar ejercer una profesión opacada por esta cultura política en donde “los políticos” colocan las reglas de juego y a los actores donde les parece, y quienes osan investigar, opinar o criticar desde un campo abierto como son las redes sociales tienen que atreverse a alzar la voz aplaudiendo o destripando a los tomadores de decisiones, pues solo así podrían ser tomadas en cuenta sus opiniones.

Los políticos no tienen la obligación de la objetividad, sin embargo si los politólogos, que aun no asumimos que nuestro rol social no es hacer política, sino más bien encaminar la política, crear cultura, asesorar, proyectar, organizar, precisamente para acabar con esta pobreza social que hunde en la crítica sin sustento y nos permite coronar a profesionales que no respetan la única consigna de la ciencia: La objetividad

Así acabamos esta navidad, llena de paz y fraternidad en nuestro querido Perú!